Fuente:
Dpto. Técnico igK
10 Diciembre 2013
Cubierta vegetal viva y perenne
Cada especie de césped tiene un rango de temperaturas entre las cuales desarrolla su crecimiento óptimo.
Se adaptan a una determinada zona climática cuando son capaces de persistir por sí mismas durante largos períodos de tiempo. Las especies cespitosas que componen la superficie de praderas y campos deportivos se clasifican de manera simplificada en dos grandes grupos: especies de césped de estación fría (Cool Season) y especies de estación cálida (Warm Season).
Especies de Estación Fría (Cool Season Turfgrasses ): Se desarrollan mejor con temperaturas de 16 a 24º C. El crecimiento de las hojas y raíces se ve seriamente afectado cuando la temperatura del suelo sobrepasa los 27º C. Aquí encontramos especies de los géneros Poa, Lolium, Agrostis y Festuca.
Especies de Estación Cálida (Warm Season Turfgrasses): Estas encuentran el óptimo desarrollo con temperatura ambiente entre 27 y 35 º C. Con temperaturas prolongadas del suelo inferiores a 10-13 º C el crecimiento cesa, las hojas pierden paulatinamente la clorofila y la planta entra en un estado de latencia, “dormición” o “dormancia” adquiriendo un color pardo que revierte cuando se eleva la temperatura por encima de dichos índices. Cynodon (Bermuda), Paspalum, Zoysia, Stenotaphrum Penisetum, Eremochloa, Buchloe y Axonopus, engloban los géneros donde las encontramos. En general estas especies de césped se adaptan mejor a siegas con bajas alturas de corte, desarrollan un sistema radicular más profundo y presentan mayor resistencia al calor y a la sequía que las Cool Season Turfgrasses.
No existe por tanto el césped perfecto, y son continuos los programas de Mejora Vegetal para la obtención de nuevas variedades de césped que permitan una disminución en el uso de los recursos. Mayor resistencia a la sequía, mayor tolerancia a la salinidad del agua y del suelo, bajos requerimientos de fertilizantes, adaptación a zonas de sombra, períodos de latencia más cortos, mejor textura, son algunas de ellas, que la investigación en la industria del césped pone ya a nuestro alcance.
Varios aspectos se consideran a la hora de seleccionar las especies y variedades para establecer una superficie cespitosa que se adapte a las necesidades de uso: temperatura, precipitaciones, humedad, zona de juego, tipo de suelo, calidad del agua, microclima, etc. El objetivo es seleccionar las especies y la política de mantenimiento que resulte en la menor evapotranspiración (ET) posible y así minimizar las necesidades de riego. Un aspecto fundamental que nos permitirá obtener el nivel deseado de calidad del césped.